Programación (PNL): Estamos programados por nuestros recuerdos, creencias, patrones de aprendizaje… y podemos reprogramarnos para desactivar programas limitantes.
Neuro (PNL): El cerebro genera redes neurológicas donde se alojan representaciones de lo percibido, mapas de la realidad, diferentes para cada uno… y esas redes se pueden cambiar. Estas neuroasociaciones creadas por asociaciones emocionales intensas, provocan alergias, afecciones dermatológicas, trastornos psicosomáticos y fobias que pueden ser eliminados.
Lingüística (PNL): El lenguaje estructura y es estructurado por nuestro proceso de pensamiento, sostiene nuestra conducta y disposición ante la vida.
A través de los canales sensoriales entramos en contacto con el mundo.
El tálamo, situado en la parte límbica del cerebro, es el órgano que se ocupa de recibir todas las señales sensoriales, para que luego pasen al córtex cerebral. Es el núcleo de integración del cerebro. Su función es procesar y convertir la información de los sentidos en diferentes tipos de acción.
Nuestra imagen del mundo es una representación interna de la realidad que hemos recreado a través de nuestros sentidos y de varias operaciones internas. "El mapa no es el territorio".
Todas estas operaciones cerebrales ayuda a recomponer de manera interna una imagen de la realidad externa. Así, los seres humanos utilizamos nuestros sentidos tanto de manera externa como interna. Externamente para percibir el mundo que nos rodea e internamente para representarnos la experiencia a nosotros mismos y posteriormente para crear pensamientos.
Al igual que percibimos externamente recreamos esas mismas sensaciones en nuestras mentes, y nos representamos el mundo utilizando nuestros sentidos de manera interna.
La PNL nos permite comprender cómo hemos configurado nuestros pensamientos, emociones y formas de comunicarnos con nosotros mismos y con los demás. Hablamos de comunicación interna cuando nos referimos a nuestra particular forma de pensar y estudiamos de qué forma esta comunicación es mantenida con nosotros mismos.
No actuamos directamente sobre lo que acostumbramos a denominar la realidad, sino sobre una representación de ella, que es nuestro mapa personal. Cada persona es diferente, por lo tanto cada mapa de la realidad difiere del mapa del otro. Podemos cambiar esa percepción de la realidad y con ella el dolor que está implícito en ese pensamiento.
Muchos conflictos surgen porque partimos del principio de que el otro posee las mismas referencias que nosotros, usa los mismos itinerarios de pensamiento y debe saber lo que queremos decir.
La construcción del recuerdo y la estructura de la experiencia se basan en nuestra elección de las informaciones que consideramos útiles o pertinentes en función del objetivo o acción en curso.
Cuando nos comunicamos con los demás, por lo general, no tenemos en cuenta esta selección de información, tan aferrados como estamos a la creencia de actuar sobre la misma realidad que el otro, esto es fuente de incomprensión y malentendidos.